domingo, 20 de mayo de 2007

Un instante...

Para parar y pensar... Recordar, analizar... y mirar al frente. Allá a lo lejos hacia donde se dirigen tus pasos. Lentos, pausados y seguros. Sin tiempo para volver al cabeza hacia el camino recorrido.

Aún así llegan recuerdos de aquellas personas que han pasado por tu vida dejando una muestra de su ser grabado a veces en la piel, otras en la conciencia y muy pocas en el corazón. Arrancan sonrisas, cariño, añoranza, sensibilidad. Haciendo recordar que eres el ser que ahora representas gracias a todo lo que han depositado en ti. A veces mucho, otras poco, pero siempre de un valor incalculable.

Ese es el valor incomparable del ser humano y la diferencia principal entre unos y otros. Ni mejor ni peor. Tan sólo es así de rico y diverso. La suma de muchas partes que es a su vez la nada y el todo unidos sin barreras definidas, sin distancias, sin condiciones...

Únicamente tú...

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