domingo, 30 de septiembre de 2007

Homenaje...



Pasea lentamente entre las sombras de la estancia. Parándose ante uno tapiz que reproduce una de tantas tradiciones de su pueblo. Observa cada hilo entrelazado, tejido por manos expertas y teñido de manera natural consiguiendo infinidad de texturas.

Acerca dos de sus dedos ante la obra de precisión, pero los para unos milímetros antes de contactar con su suave superficie, por temor a estropearlo. Allá afuera el día sigue cayendo, tiñendo de rojo el cielo, el mismo color que tantas veces ha manchado sus manos.

Los fantasmas de aquellas personas que ha ejecutado lo acompañan cada noche en su inquieto sueño. Miradas de fría indiferencia, carentes de miedo, que toman con resignación el fin de sus vidas, sin mostrar ninguna emoción. Porque de la misma manera que no decidieron nacer, tampoco piden como morir, ni a manos de quién.

Llega ante su sable, lo desenfunda, para palpar cada detalle de su elaborado mango, mientras se recrea por última vez en el delicado trabajo del herrero. La ceremonia ha comenzado, ya poco le separa de la enmienda de su errónea acción. Pronto podrá dormir tranquilo el resto de la eternidad.

Por la hoja de acero avanza un templado hilo de sangre, que va cayendo con lentitud hacia el suelo. Escapando de esa manera su alma aprisionada, quedando libre así para partir hacia otro lugar.

Con la vida limpia su honra, cerrando el ciclo de un guerrero.

miércoles, 26 de septiembre de 2007

Grietas



Heladas ramas
agrietan la suavidad
de un viejo sol.

miércoles, 19 de septiembre de 2007

Tierra libre...



Caminan a un paso vivo, por los estrechos senderos. En sus manos tan sólo un cayado ya mellado por tantos años de lucha. Saben que les queda poco tiempo antes de caer presos. Se van introduciendo en las entrañas de la montaña, pasando entre cascadas de cristalina agua que alimentan los cauces de Guayadeque, Guiniguada y de todos los barrancos que surcan la isla de Gran Canaria, formando agrestes cicatrices hasta acabar en el mar.

Van rescatando de su memoria sus juegos de infancia por esas grutas, los baños en los manatiales durante las calorosas tardes,los días a la sombra del Nublo, las mañanas de pesca allá en La Puntilla...

Pero eso queda muy lejos, porque su mundo se rompió en pedacitos cuando hace ya varios años, se divisaron grandes velas en el horizonte. Aquellas gentes venían cubiertos por prendas resplandecientes bajo la luz del sol y duras como el caparazón de una tortuga.

Hablaban otra lengua que por sus gestos no eran palabras cordiales. Nos querían echar de nuestras casas, comer nuestros alimentos, usar a nuestros hombres y mujeres como esclavos, devastar nuestros cultivos, talar todo el bosque que oculta al espíritu del Faycán. La madre Tierra lloraba por su suerte y la de sus hijos que tanto habíamos cuidado de ella.

Comenzó una cruenta carnicería donde ambos Guanartemes unieron sus fuerzas contra el invasor, pero poco a poco fuimos cediendo terreno para adentrarnos en las profundidades de la isla. Aunque defendíamos cada tramo con sudor y sangre, cobrando muy cara la ofensa a los que se hacían llamar los castellanos.

El enemigo ya había descubierto la entrada a la fortaleza de piedra, que acaba en un desfiladero. Entraron a por los hombres que aún quedaban vivos en su interior. Lo que no sabían es que perseguían a los dos últimos guerreros supervivientes: Doramas y uno de los Guanartemes.

Han perdido toda esperanza. Con ellos finaliza una estirpe de luchadores, pero no van a ser capturados con vida, para ser utilizados como marionetas para rendir a su pueblo al extranjero. Tras mucho correr llegan ante el desfiladero y contemplan esa escena por útima vez: el Nublo al fondo rodeado de azules montañas con un sol que ya declina. A pocos metros ya se oye el tintineo metálico de sus captores. Cruzan sus miradas compartiendo en sus ojos un pensamiento: podrán arrebatarnos nuestra tierra, pero nunca la libertad. Acto seguido se lanzan al vacío gritando ¡ATIS TIRMA! (tierra libre).

Un libro...



Sueña un libro
navegar en los mares
de sus páginas.

lunes, 17 de septiembre de 2007

Equinoccio



Pequeñas gotas forman, las caprichosas nubes que hoy cubren el sol. Que según el paso de los días su órbita elíptica se irá alejando de manera progresiva de la Tierra. Disminuyendo la luz y con ello el calor que recibimos de él.

Aquellos que pueden migran rumbo al sur, donde los rayos de esta estrella más calientan protegiendo con su presencia de las inclemencias climáticas, que quedan en otro lugar, en otras vidas...

En los húmedos tejados de caliza, mostrará su presencia un nuevo equinoccio.

sábado, 15 de septiembre de 2007

Fluir...


Fluyen lágrimas
del olvidado dragón
al ver su sombra.

jueves, 13 de septiembre de 2007

Verter...


Por un sollozo
se vierte un corazón
desconsolado.

lunes, 10 de septiembre de 2007

Pasará?

Sentada observa el panorama que se extiende desde su balcón. Las castañas hojas de los árboles anuncian el despertar de un oso dormido. Que se acerca a paso manso para envolver con su suave capa blanca todo aquello que lo rodea.

Le embarga un escalofrío que anquilosa su fragil cuerpo. Al evocar fragmentos de su memoria que aún duelen. Cavilando si realmente volverá a pasar frío al despojarle violentamente de su abrigo, al andar por calles desiertas, al observar la calidez de una sonrisa dirigida en otra dirección...

viernes, 7 de septiembre de 2007

Proximidad

Miradas furtivas bajo una tenue luz, que se buscan, para luego perderse en alguna parte de la sala y reencontrarse en otro lugar. Donde el hielo y el fuego se funden al compás de una melodía, que parece no acabar.

Se alterna la distancia con el acercamiento. Donde saboreas la tibieza de un cuerpo que desea ser cautivado. Junto a su discreto aroma, que se hace más intenso en zonas como su cuello, sus muñecas, su pecho.

Observas sus labios entreabiertos que ofrecen una delicada sonrisa y te anuncian la entrada a un mundo de sabores, cálido y confortable. A la espera de que alguien ose traspasar el umbral de sus límites.

Correspondes a su gesto, rozando sutilmente su cadera. Sintiendo como se estremece durante unos instantes donde queda patente su indefensión. La acoges entre tus brazos para guiar sus movimientos con precisión.

Cada paso va acompañado de erotismo, algunos por insinuación, en otros por el deseo, a veces por la pasión, pero siempre la seducción que va impresa en su piel, en la tuya.

Recorres su silueta con las manos, quemando toda superficie bajo tus dedos. Viendo como busca protección en el abrigo de tu cuerpo. Donde tú eres el marco y ella un cuadro que harás lucir entre los demás como la obra más preciada.

La danza es la expresión vertical de un sentimiento horizontal, aquél que es capaz de unirnos, desdibujando toda diferencia. En él, meces su cuerpo, con suavidad y fortaleza. Percibiendo el poder que ejerces sobre su persona al sentirla tuya.

Sepárate para captar como se desgarra mientras agoniza. Acercarla para comprobar como se entrega, zozobra y se rinde a la evidencia. Olvidando toda voluntad que no sea la tuya. Hasta quedar sin fuerzas y caer exhausta a tus pies.

Con esta nota finaliza la danza, como una cajita de música esperando que la vuelvan a abrir.

jueves, 6 de septiembre de 2007

El amor...


El amor brujo
de una larga noche
me llevó a ti.

miércoles, 5 de septiembre de 2007

Bruma...


Entre la bruma
quebrando fría agua
se desdibuja.

lunes, 3 de septiembre de 2007

Desde el interior

Un viajero entre dos ciudades, dos ideas, dos pensamientos, pero un mismo corazón que lucha por la vida. Parte de la tierra de los desheredados al encuentro de la esperanza. Con rumbo contrario al destino del sol, que se aleja por su izquierda hacia tierras más al sur. En su descenso pinta el cielo con toda una paleta de vivos colores: naranja, rojo, amarillo y de fondo el azul que continúa más allá del horizonte.

A su alrededor interminables campos de cereal, ya maduro, que se agitan con la tenue brisa. Bajo el calor de suaves caricias de una mano invisible. Como equipaje sólo un pequeño atillo a su espalda y como objeto más preciado su retina, que guarda instantáneas únicas, a cada palmo de tierra andado.

La estepa castellana saluda al caminante y lo acoge en el abrigo de sus llanuras, a la sombra de sus montes, en la profundidad de sus barrancos. En los cuales se vislumbra salpicando su árido contorno, sencillas casas de blancas paredes. Iluminadas por pequeñas luces amarillas, que le da un entorno bucólico a esa estampa que se abre en medio de una naturaleza dormida. Mientras sucumbe a la llamada de la noche. Dándole a toda la escena una tonalidad grisácea donde se desdibuja la separación entre lo mundano y lo celeste, formando un equilibrado conjunto de efímera belleza.

Atrás queda ya esa baldía región de caminos blanquecinos y polvorientos, muriendo de sed al pasar sobre ella los insolentes rayos solares, que cobran muy caro la luz que le proporciona cada día.

Un cielo...



Un cielo arde
entre dorado trigo
creando sueños.

sábado, 1 de septiembre de 2007

Caen...


Caen las hojas
tiñéndose de ámbar
al atardecer.