jueves, 7 de junio de 2007

Redención...

De un espíritu impío sediento de justicia. Esa que nunca llega y que muy pocos han conocido. Aquella que se comenta que existe, pero no se muestra cuando se necesita. Aunque no le importa, ya que se hará con ella a un precio u otro.

La mañana le extraña cada vez que un día comienza, ya que se oculta de ella desde hace un tiempo. Igual que del sol, porque ya no calienta su piel, ni le da la vida.

Las noches la compañan, sirviéndole de protección y amparo a sus movimientos, pensamientos e instintos. La luna la observa y con su luz acaricia su piel, blanca como el armiño y apacigua su alma.

Una paz de espinas envuelve su corazón... Sin permitirle un amplio margen de movimientos, porque las heridas volverían a sangrar.

¿Hacia donde se dirige? No se lo pregunta, tampoco importa. No alberga odio, ni desdén. Sólo continúa... Sólo prosigue su camino...

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